La familia y la hora de la verdad.

La vida como tal, en el interegno de la autosuficiencia y el provenir, es aquella que se desarrolla y se vive sin necesidad de ser amparado prácticamente por nadie.
Todo es color de rosa y nunca se piensa en la sorpresa que ella misma nos ofrece como pase de factura a nuestros desenfrenos, más que a comportamientos adecuados. (termino que aplica en la reflexión que motiva esta entrega) porque se trata del papel de la familia en tiempos difíciles.

En este lineamiento, referimos la vida llena de vida y fuerza, que es la que se goza de salud, capacidad económica, juventud y placeres que nos convierten en un super yo y que a la vez nos provoca que vivamos disgregados y como una mala red.

Por lo tanto, en este estadio sin importarnos consecuencia, asumimos un comportamiento yoista y vivimos sin fijar la atención en la importancia de la familia y asumiendo erróneamente una falsa imagen de que esta, -refiero la familia-, más que sernos util, solamente nos lleva la contraria, nos fastidia, nos jode y hasta nos hace pasar malos ratos, por el hecho de asumir con frecuencia, las arengas, regaños y llamado de atención a fin que enderecemos algunos comportamientos erróneos que marcan que ellos mismos nos están llevando por mal derrotero y peligrosos caminos.

De lo dicho anteriormente, se desprende también que en nuestros afanes de vivir conforme a nuestros intereses, criterios, gustos, preferencias y particular manera, y por lo general, ciegos y abstraídos por los placeres personales de sólo pensar en uno mismo, perdemos de vista que la familia a la corta o la larga es la que por lo general, y siempre, estará con uno en tiempo de malaya. (Etapa en la que una persona se encuentra en mala), pero que sin embargo, no nos ponemos a pensar -llevandonos todo el mundo por delante-, en su importancia y en el rol que juega al acostarse la paloma o el momento de desgracia, cuando más se necesita salir del hoyo.

A propósito es menester tenerla-luego de construir su amparo-, siempre como chapulin colorado ya que el amor de la familia es tan fuerte, que su estelar papel en este sentido, no importa como nos hayamos comportados, que muchas veces no nos damos cuenta, que poco le importa a este núcleo, que hayamos sido ingratos o chacales, etc. Incluso causantes de hechos que les avergüenzan. Y con todo y todo la familia a fin de justificar tu vida loca- si cabe el término-, con la excusa de ayudarte, se escuda en el clichet, que fulano de tal-usted-, es la obeja negra o el loco de la familia, y hagas uno barbaridades, travesuras y diabluras, su mano amiga es la unica que estará con usted en la hora cero o de otra manera, la hora de la verdad, o sea, ese instante decisivo de un hecho.

Estos razonamientos estarían incompletos y sin equilibrio de la realidad de la vida, si no nos referimos a las relaciones de los amigos y la gran diferencia que existe entre ellos y la familia en tiempo del caballo cansado. En los amigos tenemos una palanca indudablemente. Sin embargo, la realidad es otra respecto a que se echen encima tu desgracia para siempre. Y aunque haya que reconocer que son muchos los que en momentos aciagos están, han estado y estarán contigo, sin embargo eso es una excepción y hasta una chepa. Esto porque lo que generalmente esa camada de amigos, en mayor ocasión te sirven es solo para compañeros de parandas, y como se dice actualmente, para hacer coros.- honrosas excepciones aplican-
Contrario a la familia, quien siempre estará contigo; en la cama, la cárcel y el cementerio. Y nunca en nuestra desgracia, nos echará al lado, y aunque no sean todos sus miembros, alguien de ella te ha de socorrer porque será la vanguardia que en todo, y máxime, cuando te pasa una desgracia la que estará siempre contigo, y no es que algún amigo no nos socorra, pero serían contables sus actos de presencia contigo, en proporción a tu familia.

La familia nos da identidad de quiénes somos y de donde venimos. Es la perfecta garantía de un coro familiar. Reclama por por ti las injusticias. Llora por ti en tu velorio. Hace piquete en caso que a tu verdugo no se le haya aplicado el purgatorio de la justicia. Hace serrucho por tu salud. En fin la única y verdadera garantía de no estar como un ser viviente sin amparo en tus atribulados apuros.
Son muchos los casos que hemos tenido como testigo y ejemplos, que a la hora cero o de la verdad, tus círculos de amigos y relacionados ni una llamada te hacen para conformarte las penas. Y otros tantos te huyen para ni siquiera llevarte el clásico presente de la Malta Alemana o Morena con galletas de soda que en la mazmorra, la cama y en hospital representan el más exquisito de los manjares y que siempre saben al aliciente de tu solidaria presencia. Por tanto, es preciso tener la familia en el bolsillo izquierdo de las esperanzas, ya que en ella, a la hora cero, es que te le pone miles de premios al billete pelado que ni siquiera guardaste en tu acelerada vida como testimonio que tu verdadero premio es y será siempre la familia. Y como dice la canción, después de ahí no hay nada. Quizás pudieran existir los asomos efímeros de cualquier amigo, pero nunca hay tanta cosas segura que en la hora cero que no sea tu familia que estará siempre contigo.

fuente: Lic. José Lino Martínez

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