CUBA: ¿Cómo ha contribuido bloqueo de Estados Unidos al estallido social?

La controversia alrededor del bloqueo estadounidense a Cuba es tal que ni siquiera hay consenso en cómo denominarlo. La Habana lo llama así, pero desde Washington prefieren el término embargo, con menos connotaciones.

Es, en cualquier modo, un arma arrojadiza que le sirve al Gobierno castrista para justificar la crisis económica y la escasez que han motivado el inédito estallido social de estos días, aunque desde Estados Unidos lo niegan y achacan la situación al propio sistema cubano.

Pero, ¿en qué grado ha contribuido el embargo, herencia de la Guerra Fría, en el desabastecimiento que vive la isla? «Influencia tiene, eso no se puede negar, pero lo cierto es que la crisis multidimensional que vive el sistema económico cubano no se debe solo al bloqueo de Estados Unidos», responde a RTVE.es Anna Ayuso, investigadora sénior del think tank Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) y especialista en América Latina.

Lo peor vino, asegura, a raíz del endurecimiento de las sanciones de la época de Trump en la Casa Blanca, lo que «provocó un estancamiento y una regresión a una situación previa». El expresidente republicano llegó a dictar 240 medidas sobre Cuba en su mandato, incluidas algunas de las más dañinas, como la inclusión de la isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo, en sus últimos días de poder.

Según explica Ayuso, a pesar de los perjuicios que causaron estas restricciones, el problema venía de antes. «En la isla hay una economía muy improductiva: depende mucho del turismo y de la importación de productos básicos». Esa dependencia de los visitantes, con la llegada de la pandemia, es una de las causas del desplome económico que vive Cuba, y que ha provocado desde el pasado domingo una de las mayores protestas en seis décadas.

El embargo, una «estrategia equivocada»

La restricción a las relaciones comerciales entre los dos países, que se impuso tras la Revolución de 1959  como represalia por las expropiaciones de la reforma agraria, es el embargo más largo del mundo. Limita en gran medida el turismo a la isla y se prohíbe cualquier exportación a Estados Unidos. Ha sido condenado en 23 ocasiones por la comunidad internacional, la última de ellas el pasado mes de junio, cuando 184 países pidieron el fin del embargo y solo dos, EE.UU. e Israel, votaron a favor de mantenerlo.

Según La Habana, el embargo ha causado solo en el último año más de 9.000 millones de dólares en pérdidas al país, la cifra anual más alta denunciada desde que comenzaron las restricciones, y más de un billón desde que se puso en práctica. «El embargo evidentemente ha sido una estrategia equivocada porque no ha conseguido el objetivo. El castrismo está en el poder desde 1959 y ahí sigue», asegura Rogelio Núñez, investigador asociado al Real Instituto Elcano.

Rogelio Núñez (Real Instituto Elcano): «Las protestas en Cuba están marcando el fin de una época»

Cree, además, que ha beneficiado al Gobierno cubano: «Al castrismo le vino muy bien el enfrentamiento con un enemigo útil como es Estados Unidos y siempre pudo legitimar la represión y el régimen dictatorial hablando con el enemigo que tenía enfrente», subraya.

Ayuso coincide en que raramente este tipo de presión con sanciones tienen éxito. «Al final a quien está perjudicando es a la sociedad civil. Si presionas demasiado al régimen contra la pared, tienes la revuelta», defiende, y cita el ejemplo de Venezuela, donde los gobiernos de Chávez y Maduro se han mantenido a pesar de las restricciones. La excepción que confirma la regla, dice, es el caso de Sudáfrica, donde la comunidad internacional tuvo una unanimidad que no existe con Cuba, que mantiene aún muchos aliados.

La mejor vía para intentar salir del encallamiento es la que ha mantenido la Unión Europea, reivindica la investigadora y especialista en América Latina. «Somos críticos con la situación, tratamos de negociar con el Gobierno para que se mejore la situación en términos de respeto a los Derechos Humanos y apertura, pero sabiendo que hay unas limitaciones que el régimen no va a cambiar de un día para otro», detalla.

¿Relajamiento del bloqueo con Biden?

En las seis décadas que ha durado el embargo, ha tenido diferentes intensidades dependiendo del inquilino de la Casa Blanca. Se endureció en tiempos de Bill Clinton y de Trump, mientras que con Obama hubo una relajación de las medidas y se llegaron a reabrir las embajadas de los dos países. El actual presidente, Joe Biden, prometió en campaña volver a destensar la relación, pero por el momento sus medidas se han quedado en el tintero.

Las protestas actuales, que ya han dejado un muerto y más de 200 detenidos, «están perjudicando mucho esa política de ir dulcificando» el embargo, asegura Ayuso. Biden no quiere llevar a cabo cambios drásticos respecto a la relación con La Habana porque «necesita mantener lo máximo posible el estado de Florida, que es muy importante», y con una influyente población de origen cubano y venezolano, muy críticos con cualquier política de apaciguamiento por parte de Washington.

El presidente demócrata se quiere asegurar a este electorado, mayoritariamente republicano, en un estado que perdió en las elecciones de 2020 y que será clave en las elecciones de medio mandato en 2023.

Aunque quisiera, y como demandan cada vez más insistentemente otras potencias como Rusia, «Estados Unidos no puede levantar el embargo por decreto», ha explicado a TVE Lilian Guerra, profesora de Historia Cubana en la Universidad de Florida. «Biden solo no puede hacer nada», sino que necesita el apoyo del Congreso, donde su mayoría no es excesivamente amplia, pero «eso no quiere decir que Biden no pueda usar los mismos mecanismos que usó Obama para crear huecos en el embargo», aclara.

Por el momento, ya se vislumbran algunos signos tanto desde La Habana como desde Washington para aliviar la crisis económica. Según han informado fuentes estadounidenses a Reuters, Biden se plantea eliminar la prohibición de enviar remesas impuesta por Trump a los emigrantes cubanos, una restricción que, según la UE, ha influido en las protestas, afirmó ayer Josep Borrell.

Por parte de Cuba, el Gobierno ha eliminado los aranceles los límites a la importación privada de comida y medicamentos, dos de los bienes más escasos actualmente en la isla. Son medidas a corto plazo, para paliar una crisis agravada por la pandemia, pero los analistas consultados coinciden en que serán necesarias más reformas para salir de esta situación, incluidas aquellas en el terreno de la apertura política.

«Cuba había hecho algunos avances: la reunificación monetaria, la nueva Constitución, permitir actividades de iniciativa privada, pero al mismo tiempo han ido acompañadas de mecanismos de control social y represión contra los sectores más disidentes», desgrana Ayuso. La solución, de nuevo, pasa con el diálogo y no tanto por endurecer las sanciones:  «No es un régimen democrático, pero sí que se pueden abrir algunos espacios de diálogo que puedan dar lugar a una transformación social que ya ha comenzado», remata.

fuente:amomento.net

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